Entradas

Mostrando las entradas de febrero, 2024

EL JOROBADITO

Una noche fría de agosto, Matilde mordía la punta de la cobija de alpaca, mientras pujaba hasta quedarse sin aliento para que su primer y único hijo llegara a este mundo. Ella misma cortó el cordón umbilical, lo limpió, le sopló en la cara para que llorara; se lo llevó al seno desnudo para que tomara de ella las primeras gotas de leche. Sin ningún problema el niño se agarró del pezón y comenzó a succionar. Sin que el pequeño se desprendiera de su alimento, por última vez pujó y la placenta terminó expulsada. —Te llamarás Ángel—. Dijo. Según el calendario Santoral, que colgaba en una de las paredes de adobe de la casa…  El padre se había ido con un grupo de paisanos por las montañas heladas dirigidos por un coyote que le ofrecía mejores oportunidades a cambio de unos miles de sucres. Se fue solo con el poncho, botas de caucho, y su sombrero de paño; en el bolsillo llevaba una foto de su esposa embarazada. La mujer nunca le reprochó cuando se lo dijo. Madre e hijo vivían sin ningún contr

FIGURA DE PORCELANA

  Cursábamos el cuarto curso del colegio, nos acercábamos velozmente a los quince años, nuestros cuerpos sufrían una metamorfosis, tomaban nuevas formas acordes a las mujeres en que nos estábamos convirtiendo… Los senos se pusieron firmes, las caderas se ensancharon y nuestras piernas crecían tan rápido que parecían dos postes de alumbrado público. En las horas libres competíamos con la cinta métrica, comparábamos quién tenía noventa, sesenta, noventa medidas perfectas de los modelos que salían en las revistas… Compartíamos trucos de belleza, como el de pasar el cepillo por el cabello cien veces con el fin de tenerlo brillante y largo; o dormir con el cinturón bien ajustado alrededor de la cintura para moldearlo. Nuestras hormonas también estaban haciendo lo de las suyas, teníamos curiosidad por el sexo, leíamos a escondidas y luego compartíamos sobre el tema como si fuéramos las más grandes expertas. En el colegio nos etiquetaron como los "Problemáticos", fama que nos orgull

Líquido Mágico

  Las mujeres estaban nerviosas y buscaban ponerme a buen resguardo. La mayor me envolvió tan fuerte que no tuve otra opción que dormitar en mi nueva mortaja. Me han sacado del sueño profundo soy una verdadera novedad; estoy en un laboratorio, donde se conjugan voces femeninas, olores, colores y sabores. El ruido me aturde; me colocan en una gran olla con agua caliente, otros ingredientes también son sumergidos y los nuevos olores producen en esos seres una sensación de alegría después de una madrugada de abrazos y buenos deseos. Ha sucedido una alquimia; me alegra ser el protagonista. La anciana me toma otra vez entre sus manos, con trapos rodean mi ser y vuelve a colocarme en el fondo de la caja fría; un sopor me invade y me adormezco.  No sé cuánto he dormido; siento como se deshacen de mis ropajes de invierno y cómo soy sumergido en agua, junto con pocos elementos… -Sé qué tengo que hacer! - Pongo todo el esfuerzo para que la esencia salga por mi superficie porosa. Las mujeres son

DOS MAS DOS

Mientras caminaba, se iba comiendo las uñas con giros para arriba y otro para abajo sin ser consciente de lo que hacía.  Su prima la esperaba en la hamaca debajo del palo de mango, se sentó a lado y le contó cómo pudo; ¡así!, con pocas palabras y cuentas mal hechas. Las dos habían llegado hasta cuarto grado, a las autoridades del recinto se les olvidó pedir un profesor para los más grandecitos; solo saben contar, dos más dos, cuatro, lo suficiente para entender lo que no puede pasar de un par de meses.  Su madre trabajaba en el pueblo y ella se encargaba de sus hermanos, con la escoba danzaba por la casa de caña de guadua, tapizada con papel de las fundas de cemento que su padre había traído cuando hacía trabajos temporales de albañil; limpiaba los mocos y calzones cagados de los más pequeños, una vez por semana acompañaba a su madre donde los patrones; así le ayudaba un poco. — Tengo un problema— le dijo a su prima.  En ningún momento el tono de su voz evidencio dolor porque ella no s