EL JOROBADITO
Una noche fría de agosto, Matilde mordía la punta de la cobija de alpaca, mientras pujaba hasta quedarse sin aliento para que su primer y único hijo llegara a este mundo. Ella misma cortó el cordón umbilical, lo limpió, le sopló en la cara para que llorara; se lo llevó al seno desnudo para que tomara de ella las primeras gotas de leche. Sin ningún problema el niño se agarró del pezón y comenzó a succionar. Sin que el pequeño se desprendiera de su alimento, por última vez pujó y la placenta terminó expulsada. —Te llamarás Ángel—. Dijo. Según el calendario Santoral, que colgaba en una de las paredes de adobe de la casa… El padre se había ido con un grupo de paisanos por las montañas heladas dirigidos por un coyote que le ofrecía mejores oportunidades a cambio de unos miles de sucres. Se fue solo con el poncho, botas de caucho, y su sombrero de paño; en el bolsillo llevaba una foto de su esposa embarazada. La mujer nunca le reprochó cuando se lo dijo. Madre e hijo vivían sin ningún contr